Los ministriles son, según describe el Diccionario de Autoridades (primera edición del diccionario de la Real Academia Española de la Lengua), en fecha tan tardía para ellos como 1732, los instrumentos de viento, y, como ejemplos más significativos, los de caña, chirimías y bajones. El conjunto de ministriles se completa con otros semejantes, los instrumentos de boquilla, la corneta y el sacabuche. Accesoria y ocasionalmente, los ministriles pueden tocar las flautas dulces para obtener variedad tímbrica. También se considera ministriles altos a los que tocan otros instrumentos en la vía pública, como la dulzaina o el conjunto de trompetas y atabales.
El conjunto de ministriles, así formado, no fue exclusivo de tierras españolas, de la misma manera que otro grupo de vientos, formado por cornetas y sacabuches, tampoco fue exclusivo de Italia, aunque allí alcanzara su más alto esplendor. Pero el sonido hondo e intenso de los ministriles es, junto al del órgano ibérico, uno de los más característicos de la música española. La importancia cultural de los ministriles procede de su dilatada pervivencia en España, de la multitud de funciones que tenían encomendadas, de la huella que han dejado, transformándose en otros conjuntos instrumentales de enorme popularidad (las bandas, la cobla catalana), de su peculiaridad sonora y de su obstinada vocación por imitar a la voz humana y su secular convivencia con ella en las capillas de iglesias y catedrales.
Marsias es un viejo sátiro de la mitología griega, que toca un instrumento de viento, y que retó a Apolo, que toca un instrumento de cuerda, a un certamen musical en el que resultó perdedor. Apolo, entonces, le arrancó la piel. Nos ha parecido propio y caracterizador, como miembros del grupo Ministriles de Marsias, tratar con un poco de detalle, lo que llamamos certamen entre Apolo y Marsias, que consiste en todo un canon de textos de la época de los ministriles, procedentes de los vihuelistas y organistas, de la literatura amena e, incluso, de Montreverdi, en los cuales los ministriles, sin comerlo ni beberlo, se vieron “despellejados.” Esos textos son frutos del argumentario de los instrumentistas sobre la imitación de la voz humana y se insertan en el debate más amplio, propio de la cultura de occidente, entre naturaleza y cultura. Tales argumentos apolíneos, propios, entre nosotros de los músicos más cultos, vihuelistas y organistas, vienen a ser del tipo de los que en Italia conducirían a la seconda prattica. En cambio, los ministriles fueron al grano de la práctica musical a la hora de exponer en qué consiste imitar a la voz humana: calidad de sonido, dinámica, buena pronunciación, capacidad para tocar en todos los tonos y, como la música era considera un discurso, ornamentación y glosa.
En su apego afectuoso a la naturaleza (Marsias, a diferencia de Apolo, vive en contacto con la naturaleza), esto es, a la voz humana, los ministriles asumieron hermosamente el riesgo de la imperfección y fueron desplazados, antes de mediados del siglo XVII, por instrumentos más técnicos, más instrumentales, más avanzados culturalmente, si bien en España, país de frutos tardíos, alargaron su presencia ¡hasta el siglo XIX! La época en que los ministriles son desplazados de la vanguardia musical europea coincide en el tiempo con numerosas representaciones pictóricas del mito de Marsias, entre las que destacan las de Ribera, que pinta también a su correlato cristiano, San Bartolomé, utilizando a veces, incluso, el mismo modelo para caracterizar a diferentes personajes; y así, de manera significativa, la misma persona es, en cuadros diferentes, el gentil y profano Marsias y el verdugo de San Bartolomé.
Con esta grabación, que muestra nada más y nada menos que dos siglos y medio de música española de ministriles, tanto en el ámbito de lo sagrado como de lo profano, reivindicamos, con la curiosidad de los ministriles a la que aludía Hernando de Cabezón, la herencia de este sonido firme, humilde y nuestro.
La música seleccionada evoca, tras una introducción, la libertad de uno de los espacios donde los ministriles ejercían su ministerio: la torrecilla de la música. Luego, empieza a sonar el órgano y los ministriles entran en la iglesia.
Paco Rubio; Ministriles de Marsias
1. Anónimo. Catedral de Burgos ca 1510
2. Tiento de sesto tono 1557. Francisco Soto (fl 1526-1563)
3. Sancta Mater istud agas. Francisco de Peñalosa (ca 1470-1528)
4. O voy. Juan Román (fl 1495-1504)
5. Alta. Francisco de la Torre (fl 1483-1504)
6. Por las sierras de Madrid. Francisco de Peñalosa
7. Jerigonza. Mateo Flecha (1481-1553)
8. Vecchie letrose. Adrian Willaert (ca 1490-1552)
9. Pavana y Gallarda. Luys de Milán (a 1500-d 1561)
10. Tiento. Antonio de Cabezón (1510-1566)
11. Diferencias sobre el canto de la Madama le demanda. Antonio de Cabezón
12. Diferencia sobre las Vacas. Antonio de Cabezón
13. Canto del Cavallero. Antonio de Cabezón
14. Pange lingua. Johannes Urreda (ca 1451-ca 1500)
15. Pange lingua. Francisco Guerrero (1528-1599)
16. Regina Coeli. Juan García de Salazar (1639-1710)
17. Veni Sponsa Christi. Juan García de Salazar
18. Da pacem Domine. Juan García de Salazar
19. Tiento 3º de sesto tono sobre la batalla de Morales. FRancisco Correa de Arauxo (1584-1654)
20. Tiento de medio registro de mano derecha. Pablo Bruna (1611-1679)
21. Tamborilero. A. Martín y Coll (1671-1734)
22. Ginatilla. Francisco Tejada (Libro de clavicimbalo 1721)
23. Zambomba. Francisco Tejada
24. Marizápalos. Francisco Tejada
25. Glosas Canarios. F. Caroso (ca. 1527-ca 1605)
"El sonido de Ministriles de Marsias es exuberante y está plagado de ricos matices. El resultado es, en mi opinión, uno de los mejores registros jamás realizados con música instrumental del Renacimiento. Un disco para escuchar mil veces sin que lleguemos nunca a cansarnos de él"
(Eduardo Torrico CD COMPACT octubre 2009 RECOMENDADO)
"Desde el apropiado comienzo con la entrada que aparece junto a sus figuras que en la sillería del coro de la catedral de Burgos esculpió Felipe Bigarny, pasando por la Jerigonza de Mateo Flecha, las citadas diferencias de Cabezón, las solemnes obras religiosas de García de Salazar, los tientos de Correa de Arauxo y de Pablo Bruna y las alegres danzas finales, todo el recital es una verdadera delicia, además de un merecido recuerdo y homenaje a una tradición musical singularmente española. Otro disco más que agradecer a la editora vasca NB en su buen trazado camino dirigido al conocimiento de lo menos frecuentado de nuestro pasado musical (Larrañaga, Anchieta, Vargas...etc)"
(José Luis Fernández SCHERZO junio 2009)
"Este disco, grabado para NB, traza la historia musical de los ministriles y su omnipresencia funcional durante los siglos. Además nos permite descubrir un sonido humilde, pero de sobrecogedora intensidad. (...) Este trabajo es importante por muchas razones; entre otras, porque Ministriles de Marsias ha elegido el programa con el criterio de los ministriles de la época, documentándose en las fuentes"
(Música y Educación junio 2009)
"La música seleccionada evoca, tras una introducción, la libertad de uno de los espacios donde los ministriles ejercieron su ministerio: la torrecilla de la música. Después empieza a sonar el órgano y los ministriles entran en la iglesia. Esta experiencia sonora, novedosa para muchos, no puede pasar desapercibida para todo melómano amante de la música antigua"
(MELOMANO)
"...Una grabación necesaria y feliz de nuestra mejor música pretérita, traducida desde los medios mas genuinamente hispanos. Feliz porque todo suena estupendamente y la música vale definitivamente la pena, y necesaria porque el conjunto Ministriles de Marsias merecía ya disponer de una traducción fonográfica del extraordinario trabajo que vienen realizando desde su fundación (...) Cuando se obra el milagro, merced a la competencia de los intérpretes, y la conjunción total queda sellada y lista para su disfrute, el resultado es simple y llanamente deslumbrante. Es pétreo, es directo, es solemne y si hay un sonido que retrate la España Imperial es éste. Matrícula de honor"
(R.M. RITMO mayo 2009)
"Los conjuntos de ministriles (cornetas, chirimías, sacabuches, bajones) fueron habituales en las catedrales españolas del siglo XVI, pero sus funciones incluían además celebraciones profanas de diverso signo. De todo ello se da cuenta en este disco del más descatado conjunto español dedicado a la recuperación de su repertorio, los Ministriles de Marsias, un CD que abarca música de un amplísimo marco genérico y temporal, entre 1500 y el siglo XVIII, interpretada con una mezcla ideal de variedad, musicalidad y virtuosismo. Incluye un largo e interesante artículo de Paco Rubio sobre el particular"
(Pablo J. Vayón. Diario de Sevilla 2 de mayo 2009)
"Un conjunto puro de ministriles, con instrumentos de época, es el que suscita este comentario: los Ministriles de Marsias, al nivel de aquel mítico Saqueboutiers de Toulouse.- Tras su excelente labor en el cedé monográfico de Urbán de Vargas (1606-1656) junto a la Capilla Peñaflorida, Ministriles de Marsias presenta un disco en solitario que es una verdadera joya por la interpretación y por el repertorio abordado en él, que va desde los tiempos de los Reyes Católicos a los de Felipe IV, centrándose principalmente en el siglo y medio de oro de la música española (1500-1650). Añade además al final unos tonos humanos o danzas de carácter profano extraídos de los libros de Antonio Martín y Coll y Francisco Tejeda, para terminar con unos canarios del bailarín italiano Fabritio Caroso (c. 1530-c.1607), autor de Il Ballerino, ampliado luego en Nobiltá di Dame. Esta última pieza del disco, junto a la celebérrima Vecchie letrose del flamenco Adrian Willaert (c.1485-1562), maestro de capilla en San Marcos de Venecia, son las únicas no españolas de las 25 grabadas. Pertenecen a músicos tan señalados como Francisco Guerrero, Antonio de Cabezón, García de Salazar, Correa de Arauxo, Pablo Bruna y los antiguos Soto, Urreda (español de origen flamenco), Peñalosa, Román, Flecha el Viejo, Luis de Milán y Francisco de la Torre. De este último realizan una versión magistral de la muy célebre danza Alta.- Los Ministriles de Marsias son cinco, Josep Borrás, Joaquim Guerra, Fernando Sánchez y Simeón Galduf. En el disco se añaden dos, el organista Javier Artigas y el percusionista Marc Clos. Artigas interpreta dos de las piezas de Cabezón en el órgano de la Colegiata de Santa María de los Corporales de Daroca, uno de los instrumentos más prestigiosos de España. Luego interviene con un órgano positivo en diez de las composiciones del disco. Manu Sagastume, Gregorio García y Benantzi Bilbao realizan tres, cuatro y dos transcripciones, respectivamente.- Uno de los Ministriles de Marsias, Fernando Sánchez (chirimía, bajoncillo y bajón) ha transcrito cuatro de las piezas y Pepe Rey, el fundador del SEMA, otras cuatro, entre ellas una fijada en la sillería del coro de la catedral de Burgos, las hermosas Pavana y gallarda de Milán y dos series de diferencias de Cabezón que ponen al ciego burgalés a la cabeza del arte de la variación en la Europa de su tiempo. El corneta del grupo Paco Rubio y Pepe Rey han intervenido en la transcripción de los Canarios de Caroso, que adquieren así nueva elegancia, danzable, graciosa y, a la vez, solemne. Buena tarea la de los transcriptores que, de tener intérpretes de la talla de Ministriles de Marsias, abren nuevas perspectivas a la música española de los siglos XVI y XVII, como queda claro en las piezas polifónicas de los excelsos Correa y Bruna, estas últimas ya transcritas y publicadas hace tiempo.- Terminamos felicitando a todos cuantos han intervenido en este disco ejemplar, desde la graciosa portada a las excelentes notas de Paco Rubio, todo un señor ensayo sobre el tema"
(Andrés Ruiz Tarazona / DIVERDI)