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“Que sea verdadero arte y, además, arte sagrado” (1)

 José Antonio Donostia (1886-1956), investigador, folkorista y conferenciante, fue también compositor y religioso capuchino. Estas dos facetas se unieron en él para crear un rico repertorio de obras corales de carácter religioso, repertorio que embelleció celebraciones litúrgicas, pero que también consiguió entrar en las salas de concierto. Como el mismo Donostia dijo, “la música religiosa ha de ser ante todo música”, verdadero arte, además de arte sagrado.

 El álbum Priez pour paix nos ofrece una selección de veintiséis obras de este género, compuestas por Donostia entre 1937 y 1955 (con la excepción de Respice de Caelo, que es de 1917). Todas ellas son originales a capella, desnudas de acompañamiento instrumental, para coro mixto a cuatro voces, con algunas excepciones como dos piezas para voces blancas (Mi esperanza y Agur, María), y otras dos para voces de hombre (Ave Maria y O Doctor optime). La mayor parte de las obras pueden ser consideradas como motetes, aunque hay alguna de factura diferente, como Virgo Dei Genitrix, que está construida como una secuencia medieval, con la característica utilización de la misma melodía para cada dos versos. En esta obra, de todas formas, la monotonía se evita al asignar diferentes papeles (melodía de la secuencia y acompañamiento) a las voces femeninas y masculinas, que sólo se unen en la última estrofa. Es una excepción también Oi Gau Saindua, en la cual Donostia busca intencionadamente la estructura popular de la canción estrófica. 

 Debido quizás a la contención y delicadeza características del estilo de Donostia, destacan mucho en sus obras hasta los más leves toques de originalidad: la frase suspendida “ante conspectum tuum” en O Beata Virgo Maria, el final sorpresivo en la repetición del amén en Agur, Maria, el uso descriptivo de la voz, que a boca cerrada simula el viento en el villancico Caminando va José, y que hace percibir aún más fría la noche en la que se sitúa la historia... En algunas de las piezas es evidente la inspiración gregoriana, unas veces por la cita de una melodía conocida, otras por el empleo ocasional de la monodía (Ingrediente Domino), y, en general, por el ámbito restringido de todas las melodías. Lo cierto es que Donostia siempre trató de evitar en su obra (y no sólo en la religiosa), los rasgos tópicos de la música más popular de su tiempo, como los finales enfáticos o las melodías recargadas. Pero de modo especial en su música religiosa, y bajo el influjo de las directrices del Motu proprio de Pio X, intentó buscar la sencillez y la claridad, “aquello – decía el compositor – que sea noble, digno; no ampuloso de líneas, más bien ceñido en su ámbito”.   

 La mayor parte de las piezas recogidas en este álbum fueron concebidas para un uso litúrgico, y contienen por ello textos latinos de origen litúrgico, algunos tan conocidos como el O Sacrum Convivium (empleado en la liturgia del día del Corpus Christi), y muchos de temática mariana, como el Recordare, Virgo Mater Dei, o el O Beata Virgo Maria. Sin embargo, hay obras que responden a otro tipo de motivación, como Tanto son da Groriosa, sobre texto de una de las cantigas de Alfonso X, o Mi esperanza, basada en un texto anónimo del cancionero de Barbieri.

 Un comentario aparte merecen las dos piezas con textos en francés, que son las que encabezan la colección que estamos comentando: Priez pour Paix y Oh Jésus, amour. Priez pour paix es una canción espiritual más que una pieza litúrgica. Está escrita a cinco voces mixtas (S1, S2, A, T, B), sobre un texto poético de Charles D’Orléans. Fue compuesta en París a los pocos meses de estallar la II Guerra Mundial, y parece evidente que la obra es una respuesta personal a este acontecimiento. Es emocionante pensar que sólo un año antes, Donostia había escrito O Jésus, amour, subtitulada “Oración por la unidad”, y que mientras en ésta se sentía “en la unidad de la caridad”, en aquélla reclamaba la paz para un pueblo que estaba inmerso en una “guerra que todo lo transtorna”.

 En definitiva, la colección aquí reunida nos brinda la oportunidad de volver a disfrutar de una música de gran belleza que desapareció de los templos, y que merece regresar al repertorio coral actual. La mayor parte de estas obras son hoy día grandes desconocidas y, salvo contadas excepciones, no habían sido nunca grabadas.

 Isabel Díaz Morlan

1. Priez pour Paix
2. Oh Jésus, amour
3. Angele Dei
4. Recordare, Virgo Mater Dei
5. O Beata Virgo Maria
6. Glorificasti, Domine
7. Respice de caelo
8. Tanto son da Groriosa
9. Mi esperanza
10. Stabat Mater
11. Ave Maria
12. Ingrediente Domino
13. Virgo Dei Genitrix
14. Agur, Maria
15. O Domina Mea
16. Caminando va José
17. O Sacrum Convivium
18. Oració per a obtenir l’amor
19. ¿Qué sería yo sin ti?
20. O Sanctisima Anima
21. O Doctor Optime
22. Dios te salve, pan de vida
23. Sancta et Inmaculata Virginitas
24. Salve Sancte Pater
25. Atraviesa Jesús
26. Oi Gau Saindua

"Kup Taldea da vida a estas piezas con una interpretación cristalina, de deliciosa factura, acorde a la escritura sorprendentemente traslúcida del religioso. Además del valor de la interpretación en sí, este disco nos descubre muchas obras de gran valor y belleza, nunca grabadas antes"
(Revista Melómano)

"Este álbum nos ofrece una selección de obras para coro mixto a capella, en la tradición del motete, compuestas por Donostia entre 1937 y 1955. De estilo litúrgico, la inspiración de este corpus oscila entre la temática mariana y latina (Virgo Mater Dei), la tradición medieval (Tanto son da Groriosa) y las propias experiencias del compositor (como Priez pour Paix, respuesta personal al estallido de la Segunda Guerra Mundial). Emotivas composiciones de Donostia, la mayoría inéditas hasta la fecha, cuyo sentido espiritual se halla plenamente suscrito por Kup Taldea y Gabriel Baltés" (Diverdi)